Velociraptors que lo visitaron

domingo, 24 de febrero de 2019

Cuando nuestra ilusión muera



La culpa de que el hombre tropiece dos veces con la misma piedra
es de quien no le deja cometer errores y, así, aprender de ellos.
Las segundas oportunidades escasean.
Todos somos humanos, y parece que no nos damos cuenta.
Somos víctimas de nuestro rencor, y no del ajeno.

Producimos tanto odio como amor dimos entonces,
pero jode cuando tampoco lo correspondemos.
Avivamos el fuego interior que quema o da vida a nuestros corazones.
El tiempo nos consume, y nuestras acciones nos condenan y hacen eternos.

La voz y las palabras nos silencian,
y el silencio nos apresa, aunque nos creamos sus dueños.
Corremos como si la caída nos persiguiera,
sin entender que los sueños se cumplen, sólo creciendo.

Escribir prosa o poesía nos hace libres,
alejándonos de cadenas forjadas por nosotros mismos.
Soltamos o apretamos las esposas y cuerdas que nos aferran
a lo más profundo de nuestra alma, y su abismo.

Guiamos nuestra vida como forma de escapar a todo.
Construimos las prisiones, y somos sus propios carceleros.
Somos granos de arena en nuestra inmensidad
y gigantes en un universo infinito, pero pequeño.

La flor de nuestro juicio imparcial nos marchita,
y nuestras lágrimas la riegan.
Será lo único que quede sobre un montón de ceniza
el día que nuestra ilusión muera.