Velociraptors que lo visitaron

miércoles, 19 de enero de 2022

Un viaje a la locura (Capítulo 3: Inexplicable)

 

Érase una vez que se era,
mi compañero de piso dormido
en una habitación de alquiler cualquiera,
mientras yo en la mía hacía lo mismo.
En esto que tuvo una pesadilla,
y de la impresión, pegó un grito muy fuerte.
Y yo ni me enteré, sobao seguía,
pero me pidió perdón al día siguiente.
Total, que ya era la próxima noche
y él se había marchado con la novia.
Y yo fumando un porro, tras las toses,
tirado en la cama, me sentí en la gloria.
Mi piso era de esos que, en invierno,
tienen la calefacción centralizada.
Tenía mucho frío sin la sábana,
y con ella, más calor que en el infierno.
Así que me tapé y saqué un pie fuera.
Todo estaba oscuro y, de repente,
notó mi pie como un peluche con fuerza
que hacía tope y me rayé completamente.
Encendí el móvil lo más rápido que pude
y alumbré la habitación con la linterna.
Por supuesto no había nada, no lo dudes.
La puerta estaba cerrada sin problema.
Apagué la luz y me logré dormir.
Cuando desperté, mi compañero ya había vuelto.
Me despejé un poco y de la habitación salí.
Llegó entonces mi verdadero desconcierto.
Por lo visto me dejé el bidé encendido
con el tapón puesto y se desbordó.
Me quedé perplejo cuando me enseñó el vídeo.
Le dije "lo siento mucho" y él me perdonó.
Pero yo no uso el bidé...

miércoles, 12 de enero de 2022

Un viaje a la locura (Capítulo 2: Reiki)

 


Al verme tan solo y tan hundido,
recordé los apuntes que me pasó
gratuitamente aquel amigo.
Usarlos sabiamente me pidió.
Conocimiento en forma de símbolos,
Reiki concretamente.
Cómo dibujarlos inequívocos
para que funcionen apropiadamente.
Total que allí estaba yo,
confiando mi suerte a una tontería
que, con un simple punzón,
dibujé en la estantería.
Hice primero, lo que me pareció
un polo positivo,
y al final, uno negativo
para completar el circuito.
En el medio puse un par
de signos de amor y amistad,
más uno para sanar
mi alma de todo mal.
Al terminar, salí de casa,
un poco por tomar aire.
Estaba cerca y me gustaba,
así que fui directo al parque.
Me encontré allí al que fue,
en Salamanca, mi mejor amigo.
Nunca más estuve solo y él
era feliz conmigo.
Al poco, una gatita negra
se encaprichó de mi.
Y aunque no me corrí con ella,
yo también era feliz.
Más amigos vinieron
después de aquello y se quedaron.
También fui un poquito menos
gilipollas sin motivo claro.
"Tal vez haya funcionado"
se pasó por mi cabeza.
Tal vez fue la simple suerte.
¿Quién lo sabe con certeza?

sábado, 1 de enero de 2022

Un viaje a la locura (Capítulo 1: El principio del fin)

 


Como toda buena historia,
esta empieza por el principio.
Y es lo que os voy a contar.
Cómo caminé por el filo
de un profundísimo abismo
y estuve a punto de saltar.
Era el cumpleaños de un colega
y estábamos en mi piso en Salamanca.
Bebíamos contentos la cerveza
y fumábamos de aquella dulce planta.
Muy alegres pasábamos el rato
hasta que yo me empané sobremanera,
sentado en mi sofá y obnubilado,
mirando fijamente una botella.
Nubló entonces mi sien involuntariamente
una alucinación ocasionada
por la droga y el alcohol probablemente,
primera importante de una lista bastante larga.
Caí de repente en el infierno.
Un millón de veces me morí.
Pensé "Señor, no quiero estar aquí",
y una cálida luz inició mi ascenso.
Susurró que aquel lugar no es para el hombre.
Me transportó a una habitación oscura.
Había allí un ser de luz sin nombre
que abrió una puerta luminosa en la penumbra.
La atravesé y aparecí en el paraíso.
Me preguntó "¿Y aquí, quieres estar?"
No le dije que sí por muy poquito,
porque entonces vino a mi mente un flash.
Aún me quedaban cosas por hacer.
Tres misiones que tenía yo en la vida:
Ayudar a mi madre, a mi hermana proteger
y darle a papá una lección que no olvidaría.
Así que le dije a ese ser que no podía quedarme,
y rápidamente me devolvió al mundo.
Volví en mí, confuso y distante.
Complejo porque no sonaba absurdo.
Un amigo sugirió prestarme atención,
y sin saber yo qué decir, la cagué mucho.
Borracho y aturdido por el colocón,
tras una alucinación que a mi alma dio un susto.
Y por más que me pese, no me merecen
los que aquel shock no entendieron,
y como sólo decía gilipolleces,
se enfadaron y se fueron.
Aquella experiencia lo cambió todo.
Mutaron las reglas del juego.
Me quedé completamente solo,
y como me lo gané en parte, partí el tablero.
Necesité un día para recuperarme después,
pero para entonces ya los había perdido.
Y como no era la primera decepción, no les culpé.
Me la sudó. Ahora sabía por qué estaba vivo.

Mariposas descuartizadas


Algunas noches me sorprende
devorándome la nada,
y si no puedo dormir,
cuento mariposas descuartizadas.
Empezando por el rollo
del que pasé por mi primera novia,
y siguiendo por esa buena amiga
con la que me hizo discutir, que ahora me odia.
Hubo 3 más antes de eso:
La niña a la que di mi primer beso
(cómo se pusieron),
una muchacha que resultó ser lesbiana
y su amiga, que sólo me besó borracha.
Agua pasada...
Recuerdo dedicarle un poema
a una mujer de mala reputación.
Lo hice con toda mi alma
y mi comprensión, y ella lloró.
Mi viaje a Jamaica no lo cuento
porque soy un caballero,
pero la llevo en el corazón
aunque ya no nos hablemos.
La más chula de Italia me trajo buenas vibras,
y yo correspondí con decepciones.
Después me enamoré platónicamente,
pero no se vive de ilusiones.
Me pillaron muy inmaduro todavía
las historias de aquella genial chica con novio,
y esa otra no tan buena que también lo tenía,
maltratada que acabó en mi dormitorio.
Y esas tantas mozas a por las que fueron otros,
o esas otras a las que no conocí por muy poco.
Estuve con una muchacha
a la que no me pude beneficiar,
tenía unos preciosos ojos azules
que sus hijos no heredarán.
Quise saltar a la cama
con aquel chico que se folló a mi hermana
y luego se apiadó de mí.
Querido amigo, nunca te merecí.
Le propuse algo bonito
a un colega de siempre,
pero me hizo ver que él
no quería hacerlo realmente.
En un túnel conocí a un hombre
al que parecía gustarle, y él a mí.
Pero como ninguno de los dos hizo nada,
tal como llegué me fui.
Me pidió tema una diosa
y rechacé sus latidos,
completamente borracho
de amor no correspondido.
Con dos no puedo, me acojona.
Tanto que les propuse
a un par de princesas "domar dragones".
Y si la mente no me traiciona,
les robo también sus corazones.
Le tiré ficha al colega que se suicidó,
y la verdad es que me porté como un cínico.
Salí del armario en pleno brote psicótico,
y hasta el día de hoy, pocos lo han entendido.
Putos porros, ¿eh?
Me acuerdo del tipo al que molesté.
Recuerdo bastantes cosas más
que prefiero no poner.
Pues ahora dicen las malas lenguas,
como la mía, que soy bisexual.
Pero en verdad amo a la mujer
y temo al hombre por igual.
Y si un día por amor he de sufrir,
que así sea.
Lo cierto es que soy como cualquiera
que defienda su bandera.
Cuánta gente se fue
porque yo era imbécil,
mientras que otros no me merecieron nunca,
así que los perdí.
Ahora sé a quién dar las gracias
realmente por existir,
y cuento con los dedos de una mano
a los que siguen ahí.
Debería haberme suicidado hace tiempo,
pero hay muertes que me acojonan mucho.
Soy adicto a este real sentimiento.
Le quiero como a un hermano, pero ya no le escucho.