Velociraptors que lo visitaron

lunes, 31 de julio de 2023

Estanquera

 

Estéril estancamiento vivo,
tosco, rudo cual brillante colibrí,
que está en estado desde que lo intimo,
preñándolo todo de algún sutil matiz.
Arranca mis cuernos de marfil un faro,
en tiempos que observo a oscuras la costa,
jugando con el casi haberme estancado,
y seguir navegando, por poco y a posta.
Lloran agua corriente los estanques,
que fluyen por fuerza, que llenan los mares,
rojos por la sangre del pretérito en calma,
como rojos mis ojos por el fuego de mi alma.
He dejado triste a mi estanquera,
un día cualquiera que me fui para no volver,
por una guerra interior que no ha de ganar esta fiera
que susurra "un par más" y lo repite después.
Sólo sirven los estancos a quienes viven de amores,
por los eternos cigarritos que se saben posteriores,
pero yo vivo de soledades y tempestades dulces,
que echan leña a mis incendios, que iluminan mi túnel.
Y me rompo y me reparo por fuerza de voluntad.
Y le falta a mi hoguera sólo la leña de mi ataúd.
Si digo cargar mi cruz, no hay virtud en la verdad.
Sólo un espíritu luchador conoce la real quietud.

jueves, 27 de julio de 2023

Querido hombre muerto

 

Querido hombre muerto que caminas entre los vivos,
de incógnito, para que no se note que te has ido.
Soy esa mano que te ayuda a ponerte de pie.
Es comprensible, sé que moriste cuando él se fue.
Una parte de mi corazón se marchó también,
pero yo sé que tengo más gente que proteger.
Que está mi hermana, que la amo y que daría mi vida.
Que por ella y mi madre, aunque me maten, lucharía.
Seguro que mil cosas también merecen tu lucha.
Busca dentro de ti. Aquí me tienes si quieres mi ayuda.
Sé que es difícil y que nadie saldrá vivo de esta,
pero vivos estamos, así que valdrá la pena.
No estás solo, hermano. Entiendo tu dolor.
Pero si no peleas por ti, tendré que hacerlo yo.
Y no vacilaré, lo haré con gusto.
Mi alma arde en llamas. Tranquilo, yo no me asusto.
Tú vales mucho, lo has demostrado.
En todo ejército se combate por quien tienes al lado.
Para mí es normal cubrir a un camarada,
más cuando es vulnerable. No permitiré que sea carnada.
Dame la mano, yo te levanto
y cargaré contigo si hace falta entre los disparos,
hasta poder usar el desfibrilador.
Esta descarga al corazón va con todo mi amor.

viernes, 21 de julio de 2023

Me besaste

 

Me besaste, siendo yo vulnerable, y al terminar me mirabas como si fuera el mayor error de tu vida.
Yo también lo he hecho.
Me culpaba, pero ya no, ni quiero que te culpes tu.
Hemos de aprender a amarnos a nosotros mismos antes de recibir un corazón ajeno.
El sexo vacío no tiene futuro.
Los para siempres no son eternos.
Hay que atravesar muchos infiernos para valorar el paraíso.
Hoy río al verme subido en el ring, la muerte me sonríe.
Dice que más allá, todos se alegrarán de verme.
Los de aquí me darán las gracias por haber existido.
Y algún día todos viviremos plenos de gozo, y lo terrenal será igual, si sobrevive a sí mismo.
Puede que mienta, pero yo, como un niño inocente, la creo.
Como siento sueños y alucinaciones, como creí en delirios y fantasías.
Nos perdimos por conciencias alteradas demasiadas veces.
Quizá te quise, pero no te amé.
Entonces sólo estaba loco y, aún así, tú... me besaste.

La lección que más se repite

 

Entre tantas y tantas cosas que hice en mi infancia y adolescencia.
Entre tantas y tantas cosas que hice siendo ya un adulto.
Entre tantas cosas que hice en plenos brotes de esquizofrenia.
Hay cagadas superlativas que ocultan mis textos más oscuros.
Desde mi primera mala decisión,
pasando por años que ciego conduje,
y terminará con mi último error,
pero hay luz al final de este túnel.
No robo besos desde párvulos, es trágico.
Ya no queda pensamiento mágico.
¿Cómo he podido sucumbir tantos años?
Y salir de esta oscuridad me llevará otros tantos.
Pero mientras tenga paz, no he de temer.
El éxito de estos últimos lo multiplicaré.
Arderé en llamas con el incendio de mi alma,
y de las sombras que me forman quedarán sólo ascuas.
Me muevo bien por el dolor y la ponzoña,
por el insomnio desbocado y por el espejo,
que es implacable y enseguida me destrona,
aunque rescaté mis alas de entre los desechos.
No sé si soy justo cuando te recuerdo
como lo peor que hice en esta vida miserable.
No sé si fuiste piedra en un amargo sendero.
Que mi tropiezo pilló a ambos vulnerables.
Pero ahora sabe dulce el suelo que piso,
pues gracias a mamá aprendí a ser agradecido.
Que me apuntaba la mira de mi propio juicio,
pero los milagros suceden y la vida siguió.
El fondo del abismo lo conozco de más,
pero el hielo de mi corazón al fin se derrite.
Y es que, en mi vida, la lección que más se repite
es que no debo volver a hacer nada parecido jamás.

viernes, 7 de julio de 2023

Un trozo de cielo


Entre los barrotes de mi celda gris,
desde una ventana enrejada,
alcanzo a ver un trocito de cielo.
Noche tras noche, los luceros sobre mí
saltan, hermosos y distantes, la madrugada.
Y yo con los pies en el suelo.
Implacable, impasible y sin vergüenza
se agarra mi cuerpo a la gravedad,
fuerza de nombre bien elegido.
Ilumina la Luna mis cadenas.
Se disfraza la tiniebla de libertad
en un vestuario desapercibido.
Tras una noche desvelado,
alborece en mi trocito de firmamento,
y todas las estrellas se esconden tras de una sola.
Su brillo no se ha apagado.
Tampoco se escuchan lamentos,
pero el Sol es más cercano y las asola.
Con él veo mi prisión en alta definición.
Los tonos claros no tienen profundidad.
Ojalá tuviera la llave.
La soledad por resolución,
y por vocación, la tempestad.
Porque me quiere, no me abre.
La confianza vigila los pasillos.
Recuerdos se hacen de hormigón.
Ahí fuera todos creen que estoy muerto.
Cae la noche y otro cigarrillo
de malsana crítica introspección
y sólo mis ojos siguen abiertos.
Tengo que salir de aquí.
Pero con ver ese trozo de cielo,
aunque yo mismo no me lo creo,
de verdad soy feliz...

lunes, 3 de julio de 2023

La tumba de mi perro


Se supone que este poema debía ser para agradecerte los 14 años que estuviste con nosotros, pero ha terminado en un pozo de rabia sobre tu tumba.

Hoy al cielo ha subido un angelito,
duro como pocos, a dejar huella en el infinito.
Parte de las penas de tu vida fueron culpa mía.
Juzgaron sin conocerte porque son almas podridas.
Aplacaste mi agonía, guardaste mis infiernos
cuando no había nada que calmara demonios internos.
Nadie sabe lo que viviste de puertas adentro,
lo que aguantaste, lo que evitaste de sufrimiento.
La alegría que trajiste y el hueco que dejas,
ahora que te fuiste. Sigue, de mi madre, cerca.
Cuando te rebelaste y me empujaste a hacer lo mismo,
para poder salir los dos de aquel oscuro abismo.
Pero la furia que siento ahora no sosiega,
Mi espíritu arde y la imagen de papá se quema.
Que quería ver al perro y vino a su entierro
para tirar su cuerpo de cualquier forma en el agujero
y pisar aquella tumba sin miramiento
para apelmazar la tierra porque "ya estaba muerto".
Más muerto está él, eso te lo aseguro,
deshumanizando todo hasta límites absurdos.
Irresistibles ganas de partirle la cabeza
y enterrarlo allí mismo igualmente a él.
Yo no me meo en la tumba de su puta madre
aunque resulta que ya está muerta también.
No lo hago porque entiendo lo que es el respeto,
el nudo en la garganta cuando la sangre está hirviendo.
Por creer en su dolor me ha partido el corazón,
juro que es la última vez que le permito una traición.
Ni siquiera una oración final de despedida.
Vino para tocar los huevos y quiso irse enseguida.
Me ha amargado el luto, que no me espere en su entierro
o mearé su tumba. Echo de menos a mi perro.
Si hubiera sido algo bonito, lo escribiría.
Hubiera llenado tu sepultura de nostalgia,
pero ahora que debo sentir tristeza, siento rabia.
No tienes la culpa. Clamo por falta de alegrías.
Tampoco hubo muchos buenos momentos, a mi pesar.
Me bastaba con verte tranquilo, y a ti con estarlo.
Mañana volveré a visitarte, por si pudiera cambiarlo.
Verte correr feliz, correr contigo y disfrutar.
Puede que esté siendo un triste egoísta,
pero juro que a veces te miraba y me cansaba de ser humano.
No siempre te quise lo mejor que supe o que debía.
Lamento haber metido la pata hasta el fondo y en vano.
Escribo en casa la despedida que no llevará
tu humilde sepulcro al lugar de más allá.
Espero que seas tan feliz como sé que mereces.
Que Dios te guarde y que este no sea el final.

Cuídate mucho, compañero.
Y gracias por cuidar de mi madre...