Velociraptors que lo visitaron

sábado, 26 de febrero de 2022

Un viaje a la locura (Capítulo 5: Rata)

 


La siguiente historia empieza
con mi hermana, perdiendo la cabeza
por un antiguo conocido.
Y cómo, pese a las advertencias, siguió su corazón.
Y cómo llegó el maldito pavor y se pudrió el amor,
como un absurdo castigo.
Él era infiel por naturaleza, y fardaba.
Ella lo fue porque vio sus mariposas descuartizadas.
Pese a todo siguieron juntos, y yo me mantuve cerca.
Al poco tiempo nos enteramos de que maltrataba a su abuela.
Y menos mal que no soy quien para juzgar si lo merece,
porque cuanto más le consiente ella, él más se crece.
Estas cosas pasan cuando falla la educación,
y al final pagan justos por pecadores.
Ojalá metan a la madre y al hijo en una habitación
y la dejen cerrada hasta que los dos se devoren.
Cómo huyó cobardemente nunca me sorprenderá,
y dejó a la yaya vendida a manos de un criminal.
Por qué le defiende ella no lo entenderé jamás.
Si confunde el amor con lo que son puros temores.
Total que mi hermana temblaba, y yo con ella.
Aguantamos demasiado durante demasiado tiempo.
Era absorbente como amigo y recurría a la violencia,
y los dos caímos presas del jodido miedo.
Recuerdo su manipulación y aquella sensación
de que era él el que tenía la razón, y nunca yo.
La dependencia de mi hermana por él no ayudaba,
como no ayudaba que yo le acompañara acojonado a por marihuana.
Todo esto con el coche de mi madre.
Al que me diga que no existe Dios le cuento las que libré.
Estresado todo el día, pendiente de su desmadre.
Obligado por sus huevos y mi cobardía, a ceder,
hasta que la historia llegó a su punto crítico,
cuando invitó a dos amigos suyos a pasar la noche
y el día, que prometía ser mítico.
Aprovechando circunstancias que ponían el broche.
Fue cierto día que mi hermana vino de Salamanca,
y su colega tenía movidas con la autoridad
por las que no podía estar en esa casa,
y menos mal que salió bien y estuvo igual.
Pasamos un rato inocente mientras yo estuve,
bebiendo y fumando, viendo pelis después de cenar.
Le vi muy relajado, me divertí lo que pude.
Ya era tarde y me empecé a amodorrar.
Me cansé y me fui, dejándola a ella en el baño,
pensando estúpidamente que vendría después.
A la mañana siguiente, me sorprendí al ver
que mi hermana todavía no había llegado.
La llamé y me dijo que vendría enseguida,
pero no aparecía por más que la llamaba.
Se me hacía raro que el tío no me reclamara,
que me dejara tranquilo con mi rutina.
A la tarde subí a ver qué cojones pasaba,
y allí estaban los tres como si nada.
Aprovechando su ausencia me contaron cosas raras
que habían pasado mientras yo no estaba.
Por lo visto la drogó y abusó de ella,
prometió llevarla a casa, pero no lo hizo.
Para ello le pidió el coche al amigo
y la llevó hacia el vertedero bajo amenazas muy serias.
Después mintió y dijo que le drogaron y robaron,
para hacer ver que fue el amigo quien lo hizo.
Como no coló, volvió a casa el muy bastardo.
La encerró y le quitó el móvil mientras ella pedía auxilio.
Planeó muy bien la historia, haciendo que vinieran
juntos desde Salamanca los tres,
para que hubiera en el coche ADN de ella
y llevarse al chaval por delante a la vez.
Atónito, no creía lo que estaba escuchando,
aunque no era tan extraño si lo piensas.
Me acojoné vivo por lo que podía haber pasado,
y apareció el fulano de malas maneras. 
Se puso machista a tope con la novia del chaval
y acabaron a hostias, como era de esperar.
De repente se lanzó a por mi hermana,
forcejeando, dándole golpes y patadas.
Los dos chavales se iban con unas últimas palabras.
Él me dijo "Es tu hermana, ¿no vas a hacer nada?"
Por supuesto que iba a hacerlo, pero tenía miedo.
Llamé su atención de un empujón y me miró serio.
Vino por fin a por mí y me dio un puñetazo
que me partió la nariz por no bloquearlo.
Entonces sí se me quitó toda la tontería.
"Como ese, los que quieras." Pura adrenalina.
Le plaqué y le tiré al suelo, no quería hacerle daño.
Me agarré a su pierna como un cepo para inmovilizarlo.
Entonces le dije a mi hermana que corriera,
y tardó en reaccionar, pero me hizo caso.
Cuando estuve seguro que estaba lejos ella,
le solté notándole ya muy cansado.
Me sacudió un poco más, pero ni lo noté,
además sabía que mi hermana estaba a salvo.
Me dijo "levántate" y me levanté de un salto.
Él se desnudó y se fue y yo allí esperé.
Llamó mi hermana que ya estaba con mis padres,
recogí mi ordenador que él tenía de rehén.
Al rato llegaron en coche ella y mi madre,
nos fuimos de médicos y a denunciarle a él.
Le dejamos desnudo y sentado en el porche,
parecía inconsciente, puede que fingiera.
Cualquier cosa me espero de esa rata traicionera.
Al día siguiente se presentó en casa,
contando mentiras con acusaciones falsas.
Ganamos el juicio gracias a los testigos, los mejores.
Desde entonces mi hermanita sigue viva
y yo doy gracias porque nadie cogió un cuchillo.
Por no darle dos hostias y el cuello haberle partido.
Porque tengo que decir que en el fondo le entendía.
Gracias a vosotros también por ser tan valientes.
Vosotros de sobra sabéis a quienes me refiero.
Qué grandes sois, cojones, y qué resplandecientes.
Con vosotros este mundo parece hasta bueno.
En cuanto a ti...
Llamarte rata sería un insulto hacia ellas.
No mereces ni mi desprecio ni mi indiferencia,
pero por mi bien te daré mi perdón.
Espero que des con la horma de tu zapato.
Que le llegue a tu puta madre tu maltrato,
y nuestro rencor.
Eso sí se lo merece...

Esta historia continuará. La iré subiendo a medida que me salgan más entradas, paralela a otras más actuales, pero organizada.

Un viaje a la locura (Capítulo 4: Es una señal)

 


La historia sigue con las prácticas de un grado medio,
en las cuales, por supuesto, no me cogieron.
Así que tuve que volver con mi familia a mi pueblo,
para cuidar a un perro enfermo que, en la salud, me daba miedo.
Y él era un santo, y de él hablaré más tarde.
De momento, lo que está claro es mi vuelta a casa.
Empezó la primera misión: Ayudar a mi madre,
que me ayudó a mí siempre y que es otra santa.
Y era tan obvio que ni siquiera le di importancia.
Entonces, con las visiones, empecé a rayarme.
Porque ¿qué tipo de peligro podría acechar a mi hermana?
Y ¿qué clase de lección tendría que darle a mi padre?
Por supuesto, todo esto parecía una señal
de que, por lo que fuera, iba yo por buen camino.
Además fue cuando me cogieron para trabajar,
por vez primera, con contrato y un sueldo fijo.
Así empecé a fumar porros todos los días,
y las señales empezaron a multiplicarse.
Muy lentamente y de manera progresiva,
se fundían con aquel punto de vista fascinante
que yo tenía y que había desarrollado por muchos años,
mediante droga y engaños del internet moderno.
Y así empezó mi locura a tomar la forma de un peldaño
que me incitaba a ascender para alcanzar el cielo.
Y no sabía qué encontraría realmente al llegar.
Sólo una existencia tranquila quizás y una muerte igual,
que me empujara a tomar las alas de un ángel en vida
o me ayudara a dar forma al mundo que conocía.
Llegué a soñar despierto en incontables ocasiones.
Estaría bien si sólo consiguiera ser feliz,
y dejar de aguantar esa presión en casa y las voces.
Aún no veía lo que Dios guardaba para mí.