Velociraptors que lo visitaron

miércoles, 21 de diciembre de 2022

Donde me voy a quedar

 

Puede que te hiciera daño alguna vez.
Recuerda también lo que el mundo me hizo,
en aquellas circunstancias, siendo sólo un niño,
que ni en casa me libraba de la injusticia cruel.
Y mejor no hablar de los profesores que tuve,
porque mis compañeros eran sólo unos críos.
Igual que yo, Señor. No me permitas que dude
ante el atropello y la soberbia de esos malditos.
Cómo con el hijo de una de ellos quedó claro
el resultado de sus métodos educativos,
cuando salió con mi hermana y no quise matarlo
porque en el fondo le entendía, pese a mí mismo.
Pero, con todo, no justifica mis malos actos
el sufrimiento que en mis carnes haya padecido.
Porque una mente atormentada no le teme al engaño,
y veo hermosa la vida hasta cuando me desquicio.
Una semana en la ciudad, en la puta calle,
me bastó para entender que aquello es un desierto
lleno de ratas, cucarachas y chacales.
Que, por más que me lo juren, no vi nada bello.
Trapicheé para salir de gramos bajo cero.
Robé y mentí porque poco se aprende de lo bueno.
Caí mil veces y volví de nuevo a levantarme,
perdoné a la vida por no llegar a matarme.
Le grité al alcohol que me amara mientras ella se marchaba,
y el precio fueron sus temas ahogándome con la almohada.
Qué pronto me marcharé a trabajar lejos.
Que cerca estoy de preguntarme "¿por qué no me odia el espejo?"
Cada calada de tabaco me acerca más al absurdo
de morir joven y sin ella, pero mi insomnio es suyo.
Cuando enloquece el corazón, no valen psiquiatras,
pero a las mariposas de mi estómago las devoran ratas.
Con el alma raída y los sueños en desuso,
sigo confiando en el amor y rechazando el abuso.
Me llamaron iluso por creer en la utopía,
quienes creen en los farsantes que les pisan cada día.
Sería fácil acabar quemando mansiones
con escorpiones en las venas y cara de póker.
Pero ese no es mi estilo, aunque quisiera decirles
a esos ricos que su dinero igual mañana no sirve.
Tragicómica es la existencia que persigo,
que pareció ficción al lado de la historia más turbia,
cuando amenacé a mi madre con un jodido cuchillo,
completamente enfermo por la marihuana puta.
Muchas veces he pensado que debí suicidarme,
pero ya que estoy, pienso redimirme.
Aunque mi imbecilidad consiga arrastrarme,
traeré conmigo la consecuencia de no rendirme.
Mi mayor crimen prescribió, no voy a confesar,
pero te aseguro que da muchísimo asco.
Sí, cariño, he caído muy abajo,
y es ahí abajo donde me voy a quedar...

lunes, 19 de diciembre de 2022

Al oído

 


Callado el mundo, me enciendo otro cigarro.
Toda la noche con los pies en el barro,
mientras humea mi última colilla.
Susurra un ser en el umbral:
"Has de caer para aprenderte a levantar",
entre los gritos que me impiden descansar.
Y me pongo de rodillas
pa' recoger mis semillas.
Me duele el alma porque soy un cobarde,
y en vez de hablarte, me vale recordarte.
Aunque me rompa el corazón las costillas.
Que en tu regazo quiero hallar
un pedacito de utopía sin dañar
que, de por vida, me sirva para habitar.
Que protejan los destellos
de tu cabello.
Sigo mi instinto, no soy distinto
del hombre salvaje de ayer.
He huido tan lejos del río que me mata la sed.
Soy del pecado y del castigo.
Nunca olvido lo que pasé.
Puedo contártelo al oído.
Siempre he temido perderme por los bosques
de la tristeza que anuncian los sudores
que me apuñalan al borde de la cama.
Donde jamás se oye silbar
a los chiquillos que sólo quieren jugar
en las praderas de mi paraíso mental
donde se esconden las penas.
Todas las penas...
Un tonto he sido, nada he tenido
más que a mi familia tal vez.
Perderme contigo te pido y sobreviviré.
Que el estar sólo ya lo he sentido.
Mi amor te lo susurraré
si puedo acercarme a tu oído.

domingo, 18 de diciembre de 2022

Platos rotos

 


Tú sola
te has currado la vida
para hacer de la mía
un turbio correr
de miles de soles.
Y no encuentro final.
Las cosas
que te logre decir,
en que juro no mentir,
parecen llover
sobre los balcones
donde el Sol no saldrá.
Dolido
de la soledad
que me llevó a pensar
que no hay una piel
que me quiera calentar,
una noche tan fría.
Cansado
de lunas de humo,
de cantos oscuros
podridos de hiel
que me juran amar,
y suenan vacías.
Me pierdo sin tu luz,
me abraza la locura.
No puedo solo con la cruz
que fue mi juventud
cuando me quedo a oscuras.
Mi herido corazón
no se remienda solo.
No sabe, no hay otra razón,
y se agarra al jirón
de tantos platos rotos.
Amigos
que valen un huevo,
me saben a veneno
que tanto hambre me sacia,
por no desfallecer,
cuando me lo trago.
Loqueros
que son traicioneros.
Secundarios efectos,
para mi desgracia,
una vez al mes
mis venas reciben.
Me juro
dejar de buscar
sensaciones de cristal,
que pronto te rompen,
que no has de abusar,
en ciertas sustancias.
Repito
del oro maldito,
y esta vez lo admito,
un grito que esconde
mi alma del mar
entre las galaxias.
Quiero salir de aquí,
que no me siga nadie.
Traté de volar y caí,
pero no voy a huir.
Me quedaré a este baile.
Mi herido corazón
no quiere bailar solo.
No sabe, no hay otra razón,
y se agarra al jirón
de tantos platos rotos.

jueves, 15 de diciembre de 2022

Qué cerca estoy de irme


Que cerca estoy de irme, cómo pasa el tiempo.
Me largo a algún lugar donde no sople el viento.
Total, no puedo volar.
Qué cerca estoy de irme, cagüen todo,
donde no podamos jugar codo a codo.
Donde falte el respirar.
Qué cerca estoy de irme tan lejos de ti
que no volverás a escuchar mi latir.
Ese traqueteo sin sentido.
Me marcharé más allá de las estrellas,
allí donde todas me parezcan bellas.
Aunque sólo quiera quedarme contigo...
Poner a tus pies el mundo prometido,
coserme las venas con simples suspiros.
Sólo dime dónde estás.
Callará mi corazón aterciopelado,
entre las navajas que corten tus labios
de mis sueños sin quizás.
Hablará la falta del humo
que compartimos lejos del mundo,
sin silencios que desgasten
este tiempo que nos pertenece.
Que mientras tu faro resplandece,
yo me alejo si me dejas en mirarte.
Podrido el cielo de tu ausencia, tal vez
hallará el sentido que no encuentran mis pies
en tu paso al crujir.
Gozarán las nubes de tu aroma,
mas mi timidez ya no se asoma
por la vida que perdí.
Sin más remedio soy esqueje
de un jardín que se inundó,
que sin tus amaneceres no florece
por mucho que le dé el Sol.
Y hasta que pueda esconderme
bajo tierra de tu amor,
mantendré la pobre suerte
de temblar en el balcón.