
Es tuyo, haz con él lo que quieras.
Por mí como si lo quemas,
para que las llamas devoren esas sombras funestas
cargadas de sabe Dios qué.
No te dejes,
que no te hagan pensar que sólo eres esqueje;
que no mereces más que sus grietas y su sombra,
sus bromas agresivas, sus malas formas,
y todo ese arsenal y tantos tejemanejes;
que no son suficientes veinte docenas de rosas,
porque mereces respeto sin más razón de ser.
¿Cómo se atreven?
¿Cómo osan pisar tu vida y tus sueños?
Si hasta tus logros más pequeños
superan todas sus vidas con creces.
No olvides, bajo ningún concepto.
“Lo hacen por ti”. Te pisan por ti, te maltratan por ti,
te insultan por ti, porque eso “te hace fuerte”.
Cuidado que un día no les partas la cabeza, por cierto,
de lo fuerte que te has vuelto al sufrir,
o te des la vuelta y les ofrezcas tu lado más
indiferente.
Sólo aprovechan mientras no puedes huir,
pero algún día se cortarán las venas,
y sangrarán nuestros pulmones negros de ansiedad.
Aprovechad, cobardes, que ya no os valdrá mentir,
y sólo idiotas tragarán vuestras penas,
de cocodrilo, como para caer al vacío una eternidad.
¡Cuánta tinta y saliva desperdiciadas en oídos sordos!
Muchas veces, si puedes, es mejor cortar por lo sano,
de esos que te arrancan el alma y la cordura si les
tiendes la mano.
De esos que con un beso te apagan la luz de los ojos.
No es sano acostumbrarse a la miseria,
bajo un cielo infinito y lleno de estrellas.
Que se la metan por el culo los que la busquen, así te lo
digo.
Que se vean solos y se den bien por jodidos,
no por merecimiento, sino producto de sus propios
cultivos.
Es como el árbol que farda de sus frutos maduros,
que cuelgan de sus ramas rameras,
mientras sus hijos siguen muriendo a sus pies poco a
poco,
asfixiados por la raíz, faltos de agua y de luz.
¿No te das cuenta, árbol inmenso, de que eres diminuto?