Velociraptors que lo visitaron

lunes, 15 de abril de 2019

Locamente cuerdo



La cuerda de la cordura
es delgada y poco segura.
Es invisible, tiembla y corta.
Puedes usar un peso muerto,
pero los muertos no gozan.
Y tú, que ahora estás hambriento,
verás saciada la gazuza,
cuando te arrojes a lo inmenso
y vueles en las alturas.
Porque nada hay más agradable
que el placer de vivir.
Y, por vivir, que no falte
ver a la muerte venir.
¡Que tiemble la villa entera!
Que aquí estamos yo y mi nabo.
Que somos poquita cosa
y, sin ropa, lo empeoramos.
(Pause for laughs of bitches and happiness emoticons)
Estar loco no es lo peor.
Peor sería ser tonto.
Yo aún tengo algún cable útil
y todavía no me desmonto.
El manicomio y yo
nos llevamos más bien poco,
porque allí no me dan cariño
y ya me drogo yo solo.
Me enfadé con la muerte
porque era una perra mala.
Después de ponerme cachondo,
va y me deja con las ganas.
Pero todos cambiamos y, quizá,
un día me vea y se lance a por mí sin más.
Sentiré su aliento arrollador,
su mordisco implacable y voraz,
que arranca el vestido del portador
y le enseña a volar. Quizás...
Puede que un día, realmente,
el hombre llegue a ser humano.
Puede que sea preferible ser sugerente,
pero imprescindible ir al grano.
Así que al grano voy,
al polvo, la roca, y el viento.
Hoy no falta ni un elemento
ante la sombra que doy.
Quiero embarrar tu ser,
quiero llenar tu vacío.
Estoy a punto de echar a arder
y voy a bañarme al río.
En este río no hay peces,
pero hay mogollón de bichos.
El mosquito pica a veces
y las moscas quieren lío.
Agua fría en mis pies marrones.
Corta el cutis y arruga los cojones.
Loca cuerda de la cordura,
loda cuerca le da locura.
Y colorín colorado,
y para que quede claro,
se me acaba de poner dura.

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