Bienvenidos todos aquellos que no buscan más que un tiempo de evasión y reflexión frente a la luz de la pantalla, incapaces de ver la belleza de la vida en un mundo demasiado cruel. Desde el lado más sincero de mi cuaderno... que terminé por quemar.
Velociraptors que lo visitaron
domingo, 5 de mayo de 2019
Pájaros en la cabeza
Esta mañana, me he sorprendido admirando aves.
Grandes bandadas de golondrinas extendían sus alas de par en par.
Los estorninos viajan coreando cánticos nupciales,
y jamás se aferran entre ellos al volar.
Pueden ir juntos, pero ser cada uno tan dueño de su propio rumbo,
como cualquier otro miembro del grupo.
Maravillado, me desarmo y me reconstruyo, y ahora sobra un tornillo.
Un grillo escurridizo se esconde en el arbusto.
Mientras tanto, las águilas y los halcones bailan entre sí, cada cuál en solitario.
Me vienen hermosos recuerdos de mi niñez,
viendo animales con los chavales del barrio.
Y yo me pierdo solo, tras ellos, desvaneciéndome en el cielo.
No necesito alas, tampoco levito,
ni siquiera evito el miedo.
No afronto, no enfrento,
no desaparezco, sólo vuelo.
Entre poesía y desconsuelo,
rujo y resurjo mil veces de nuevo.
Y logro flotar, fliur, sentir, cambiar de forma.
Y me mezclo con la gente de la calle, volviéndome sombra.
Gracias por la libertad y la calma de este momento,
que es algo tan enorme, y que la gente, normalmente, no valora.
Que elimina de la realidad el cruel cemento,
y me permite crear, sin juzgar ni poner normas.
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